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¡Qué verde era mi valle!

¡Qué verde era mi valle! T.o.: How green was my valley!
Director: John Ford.
Guionista: Philip Dunne.
Intérpretes: Roddy McDowall, Walter Pidgeon, Maureen O'Hara, Donald Crisp, Sara Allgood.
Música: Alfred Newman.
Género: Drama. EE UU. 1941.
Puntuación: *****

Ganadora de 5 Oscar: Película, Director, Actor de reparto (Donald Crisp), Fotografía en blanco y negro, Dirección artística en blanco y negro. Nominada a 5 Oscar: Guión adaptado, Actriz de reparto (Sara Allgood), Música, Montaje, Sonido

Argumento
Los Morgan es una familia que vive tranquila en la Gales minera de principios de siglo. Los 6 hijos y la hija crecen felices y fuertes en un ambiente de cariño. Pero el paso del tiempo y la industrialización del valle en el que viven llevará a situaciones conflictivas y poco a poco, los hermanos irán abandonando el valle para retomar su vida en otros lugares lejanos. La historia está vista como un flashback del pequeño de los hermanos, Huw, en el momento de abandonar el valle como el último Morgan.

Valoración: la nostalgia
Es obvio el tema que esta película toca: la nostalgia ante el inevitable paso del tiempo y el recuerdo de los felices años que quedan atrás. Se trata de un tema muy recurrente en el arte, la literatura y el cine, pero no por eso menos interesante o profundo. Es más, se trata de un tema del que se pueden decir muchas cosas, pero sólo la vivencia personal es capaz de comprenderlo en toda su amplitud. Las palabras o imágenes que se nos presenten siempre se quedarán cortas, pero sí que podrán evocarnos momentos o sensaciones y transmitirnos sentimientos muy profundos.

Y es que, ante el paso del tiempo, caben unas pocas opciones. Y todo depende, curiosamente, de cómo afrontemos el final de todo ello, es decir, la muerte. No quiero comenzar una especie de disquisición tremendista o apocalíptica, pero muchas veces me pregunto: ¿por qué tanto miedo a hablar de lo único seguro que tenemos en esta vida? Pero aún así, estoy convencido de que muchos detendrán aquí su lectura. Tras esta pequeña aclaración continúo con el discurso. La primera de las maneras de afrontar la muerte es con la desesperación: "la muerte es el final de todo lo bueno que tengo y que puedo hacer". Esta idea lleva a la desesperación ante el inminente final y a un recuerdo atormentado de todos los buenos momentos que se han pasado. También puede llevar a un alocado "carpe diem" sin reflexión ni freno algunos. Como segunda opción de enfrentarse a la muerte está, sencillamente, el no preguntarse por ello y apartar de la vista todo lo que recuerde o huela a muerte, empezando por "energúmenos" que me recuerdan que he de morir al comentar una película. En fin, ni que decir tiene que esta solución es un tanto absurda... Pero creo que existe otra forma distinta de afrontar la muerte: viéndola simplemente como el paso a otro estado, generalmente a mejor, aunque eso dependerá de nosotros.

¿Qué tiene todo esto que ver con la película y el paso del tiempo? Mucho. Ante esta última manera de enfrentarse a la muerte, los recuerdos son imágenes entrañables que nos pueden hacer soltar alguna lágrima, ciertamente, pero será de alegría. Mucho más aún si durante nuestra vida hemos dedicado todas nuestras fuerzas a hacer felices a los demás. Y en esta forma tan maravillosa de afrontar el fin de nuestra vida en la tierra no cabrán los buenos recuerdos que nos torturen.

¿"Todo tiempo pasado nos parece mejor"? Es una pregunta que ha de hacerse uno mismo. Pero ya digo que es muy curioso lo importante que es nuestra visión de futuro a la hora de juzgar nuestro pasado. Muy curioso...

Valoración técnica
Y ya concretando un poco más sobre la película, su historia y sus personajes, me gustaría recalcar a estos últimos. John Ford es único en la creación de personajes y su excelente caracterización en apenas unas pinceladas. Muy pocos directores de cines han sido capaces de dar a sus personajes esa fuerza. Pero no se trata sólo de los personajes principales. En esta película, todos los componentes de la familia Morgan quedan bien dibujados, así como el reverendo Gruffyd o el gracioso Dai-Bando.

En esta película, además, Ford trata de plasmar la transformación de la vida en los antes tranquilos valles galeses. Más tarde, en El hombre tranquilo, volverá al reflejo de la que nos parece ahora la ancestral vida rural. Pero aquí intenta captar, sobre todo, el brutal cambio que afecta tanto a economía como a los individuos, uno por uno. Y todo ello desde la inocente visión de un niño que poco a poco se convierte en un hombre: el pequeño de los Morgan, Huw.

Por último, me gustaría destacar la impresionante capacidad del director para alternar el drama con la comedia. Escenas de un humor desbordante dan paso segundos después a trágicos sucesos. Uno se encuentra riendo y llorando casi al mismo tiempo. Sólo un genio sería capaz de hacer esto. Y John Ford lo hace.

1 comentario

nadya flores gastelo -

puxa la pelicula es lo maximo es la mejor de haya visto felicitaciones