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Cine 100%

De hace unos años

Blade Runner

Blade Runner Director: Ridley Scott.
Guión: Hampton Fancher y David Peoples (basado en la novela de Philip K. Dick).
Intérpretes: Harrison Ford, Rutger Hauer, Sean Young.
Música: Vangelis.
Género: Ciencia-ficción. EE UU. 1982.
Puntuación: ****

Nominada a 2 Oscar: Dirección artística, Efectos especiales.
Nominada a 1 Globo de Oro: Banda Sonora.
Diversos premios y nominaciones internacionales.

Argumento
Los Angeles: 2019. El hombre ha creado a los replicantes, criaturas más perfectas que los hombres, pero con una vida limitada a los 4 años desde su creación. Usa a estos replicantes como esclavos en las colonias del exterior del planeta. Pero cinco de ellos se escapan y Deckard (Harrison Ford), agente Blade Runner encargado de eliminar replicantes, será obligado a acabar con ellos. En este contexto, se darán distintas relaciones del protagonista con los replicantes y se abrirá un importante interrogante semi-filosófico.

Valoración: Existencialismo
Esta película consigue hacer una pregunta cuanto menos interesante. ¿Es el hombre una criatura como el replicante, que tras vivir unos pocos años -no nos engañemos, sean 80 ó 20, son pocos- moriremos y no habrá nada más? La frase que le dice un agente a Deckard resulta esclarecedora al respecto, cuando le habla de una replicante que morirá en breve, pues así está escrito en su organismo: "Lástima que ella no pueda vivir, pero ¿quién vive?". En la película se da la siguiente visión: "aprovecha tu vida, porque es muy corta y, cuando mueras, todo habrá terminado". En la escena en la que quedan enfrentados el 'creador' de los replicantes y uno de éstos queda más o menos planteada la tesis de la película mediante el reflejo de creador=Dios, replicante=hombre: el Creador, cruelmente, diseña sus criaturas y las deja vivir, las deja saborear lo bueno y lo malo... pero sólo por un poco de tiempo, luego mueren y nada queda de ellos. Desde luego, se trata de una tesis puramente existencialista, en mi opinión alejada de la realidad.

Aunque bien es cierto que consigue plantear el interrogante de si hay algo tras la muerte. Lo que queda claro al verlo es que esa opción que presenta la historia está llena de algo un tanto absurdo... tal vez una especie de irracionalismo vitalista cercano a Nietzsche; de hecho es fácil comparar 'la muerte de Dios' de la que hablaba el filósofo alemán con la muerte del creador de replicantes a manos del replicante Roy. De esa manera, cabe la posibilidad de abrazar la opción existencialista e irracionalista que plantea el film o bien pensar en lo absurdo que resulta tal posición y preguntarse: "¿hay algo realmente tras la muerte?". Sólo hay dos posibilidades: sí o no. Si fuese no, la situación es exactamente la misma que plantea la película: haz lo que te dé la gana, disfruta de lo poco que puedas vivir... pero, si realmente no se cree en algo más allá, todo carece de sentido. Si la respuesta es sí, entonces uno se da cuenta de que todo cobra un sentido; como decía Máximo en Gladiator: "lo que hacemos en esta vida, tiene su eco en la eternidad". Y es bien cierto.

Y también destacar el interesante monólogo del replicante Roy antes de su muerte, que resulta ser la postura que adopta alguien que vive esa visión existencialista: "He visto cosas que vosotros los hombres no creeríais. Atacar naves en fuego en el cinturón de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhauser. Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".

Valoración técnica
La historia está inmersa en un ambiente tremendamente sórdido que es capaz de subrayar esa intención tan existencialista que se esconde tras la cinta. La sordidez nos viene a decir: "mira qué horrible es este mundo, mira qué cruel es quien nos ha dejado aquí abandonados". Pero no hay que olvidar que esa sordidez viene por culpa del hombre, ya que es él quien hace perder al mundo su belleza (aunque también es él quien da un sentido a todo lo que nos rodea, no nos olvidemos de eso).

Como película de ciencia-ficción, cuenta con unos trabajados efectos especiales que, ciertamente, para lo que había en 1982, están muy logrados. No en vano, estuvieron a punto de lograr el Oscar en este apartado, que fue a parar a E.T.. Aunque es mejor no tener en cuenta algunas cosas, como los coches, que parecen más bien de papel-cartón...

En definitiva, buen trabajo de un Ridley Scott que poco después se vendería al comercialismo barato, aunque es bueno tener en cuenta cuál es la visión que se plantea del interrogante abierto por la película.