Entrevista a Tim Burton
Entrevista publicada en El Cultural de El Mundo, 28 de julio de 2005, acerca de su gran proyecto de este verano: Charlie y la fábrica de chocolate.
- ¿Fue el cuento de Roald Dahl de 1964 una lectura de su niñez?
- La leí de niño, por supuesto. Me fascinó porque sentí que el cuento me hablaba como a un adulto. Y me entusiasmó leer la obra de un escritor al que no le daba miedo combinar emoción, humor y oscuridad, luz y tinieblas. Vio y comprendió la naturaleza extraña y subversiva de la infancia. Me sentí identificado, y ahora trato de hacer lo mismo en mis películas. No he visto la versión en cine de 1971 con Gene Wilder hasta haber acabado mi trabajo. No me pareció gran cosa y creo que hemos sido algo más fieles al libro.
- Con 13 millones de volúmenes vendidos en todo el mundo en 32 idiomas, se ha atrevido con su coguionista John Augustus a crear una biografía infantil del chocolatero Willy Wonka y de la tempestuosa relación con su padre, el dentista Wilbur Wonka, ausentes en el texto original y tomándose bastantes libertades.
- Ha sido posible gracias a la fiel depositaria del legado Dahl, su viuda Felicity, quien dejó todo el control en mis manos sin siquiera inmiscuirse. Sin ella, jamás habría sido posible. Ya habíamos colaborado anteriormente para James y el melocotón gigante y para mí, su reacción ha sido más importante. Más que la del estudio o el público. Sólo obtuve de ella apoyo incondicional.
-En la biografía no autorizada que escribió Ken Hanke en 1999, se describe al detalle la dificilísima relación que usted mantuvo con su padre, el deportista profesional Bill Burton, al que decepcionó con su elección artística. ¿Cuánto hay de personal en la película?
- Eeeeeerrrrrrr... supongo que le disgustó el hecho de que no me convirtiera en una estrella del deporte, pero francamente, aunque me gustaba no iba conmigo. Tampoco le anuncié "quiero ser director de cine", aunque ya hacía películas de niño. Leí a Roald Dahl más tarde como, al ser un niño de origen noruego que entró en los años 20 en un internado de élite inglés, la Repton Public School, se sintió horrorizado por el nivel de crueldad, brutalidad y tiranía existente. Su fascinación por el chocolate nació porque en las inmediaciones estaba la fábrica Cadbury y a veces invitaban a los escolares a probar nuevos productos. Pero en fin, yo siempre me sentí diferente a mis compañeros de estudios, y que no pertenecía ni a mi vecindad ni a mi país. Viví una infancia y adolescencia de recluso, dedicándome a dibujar y filmar. Este ha sido un factor más de identificación.
- Esta es una película para adultos, quizá demasiado oscura para un público infantil.
- He querido mantenerme fiel al espíritu de Dahl. No es una película simpática para los niños, sino irónica tanto hacia ellos como hacia los adultos. Sí es una película dirigida a los niños, pero no es endeble, complaciente ni empalagosa.
- La pobreza extrema de la vida de Charlie Bucket, el protagonista, y su familia evoca referencias a Charles Dickens. ¿Lo tuvo en mente?
- Absolutamente. Charlie es un niño pobre que adora a su familia y se viste como Sebastian Rice-Edwards en la película de John Boorman Esperanza y gloria. Pero hay también algo de Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock y una clara referencia a La mosca. Y homenajes a varios programas infantiles televisivos de los años sesenta, un género completamente desaparecido.
- Ha elegido y "clonado" por centenares a un sólo actor, Deep Roy, que ya ha trabajado antes en El planeta de los simios y Big Fish. Él solito interpreta a los centenares de esclavizados Oompa Loompas, que operan la factoría chocolatera de Willy Wonka. ¿Es una elección estética o económica?
- Pese a medir 1,20 metros es un hombre perfecta y armónicamente construido, al contrario que en la primera película, en la que usaron a gente un poquito deforme. Lo que hemos hecho ha sido multiplicarle tanto con efectos CG como muñecos animatrónicos. E incluso, para evitar efectos especiales, aumentamos el diseño de sets para reducirle incluso un tercio más sin necesidad de pantallas azules. La idea me vino desde el principio, releyendo el libro. No tuve una razón real para hacerlo, seguí simplemente un sentimiento basado en la intuición. Ha sido más bien un deseo de experimentar.
(...)
- ¿Quién es Willy Wonka, en sus palabras?
- Es un recluso al estilo de Howard Hughes, también en posesión de una personalidad compulsiva-obsesiva. Y su aislada fábrica tiene algo de la mansión Xanadú del ciudadano Charles Foster Kane. Es un adulto que aún sigue siendo un niño y al que las niñas y mujeres le parecen algo repulsivas. Fabrica chocolate porque su padre, un dentista sofocante, jamás le permitió comerlo, de ahí su espectacular dentadura perfecta. Le hemos querido dar al personaje algo de hondura psicológica, alejada del tratamiento musical de Gene Wilder. Y el nombre de Willy Wonka fue para mí casi el mejor hallazgo. Roald Dahl lo tomó de un boomerang que diseñó su medio hermano Louis, que le bautizó skilly-wonka. Esto lo encontré en la correspondencia del escritor cuando un ciudadano norteamericano llamado Willy Wonka le escribió quejándose de haber utilizado su nombre. ¿No es una gran historia?
- Lo es. En su cuarta y penúltima colaboración antes de la próxima La novia cadáver, Johny Depp va casi más lejos que nunca. Eduardo Manostijeras, Ed Wood y el forense Ichabold Crane son grandes creaciones, pero dentro de las levitas y guantes de látex de su Wonka se comporta ante el espectador como un atleta ante un verdadero tour de force.
- Johny siempre logra soprenderme y trata de llegar lo más lejos posible, lo cual hace que el trabajo se más excitante y, a la vez, más fácil para mí. Le gusta disfrazarse y transformarse, hacer el loco y lucir el ridículo.
- Dentro de los elegantes trajes y bajo la chistera de Wonka, al hablar suena como Michael Jackson.
- Hizo un poco de todo. Está Jackson, pero también Truman Capote, Howard Huges y Anne Wintour, la directora del "Vogue" americano. Y muchos presentadores de programas infantiles de los 60, George Jessell, Charles Nelson Reilly y Wally Cox. Y en cuanto a los trajes... hay algo del circo del rock de los 60, una versión de la melenita de los Beatles y del guardarropa de Brian Jones, de los Rolling Stones.
(...)
- ¿Fue el cuento de Roald Dahl de 1964 una lectura de su niñez?
- La leí de niño, por supuesto. Me fascinó porque sentí que el cuento me hablaba como a un adulto. Y me entusiasmó leer la obra de un escritor al que no le daba miedo combinar emoción, humor y oscuridad, luz y tinieblas. Vio y comprendió la naturaleza extraña y subversiva de la infancia. Me sentí identificado, y ahora trato de hacer lo mismo en mis películas. No he visto la versión en cine de 1971 con Gene Wilder hasta haber acabado mi trabajo. No me pareció gran cosa y creo que hemos sido algo más fieles al libro.
- Con 13 millones de volúmenes vendidos en todo el mundo en 32 idiomas, se ha atrevido con su coguionista John Augustus a crear una biografía infantil del chocolatero Willy Wonka y de la tempestuosa relación con su padre, el dentista Wilbur Wonka, ausentes en el texto original y tomándose bastantes libertades.
- Ha sido posible gracias a la fiel depositaria del legado Dahl, su viuda Felicity, quien dejó todo el control en mis manos sin siquiera inmiscuirse. Sin ella, jamás habría sido posible. Ya habíamos colaborado anteriormente para James y el melocotón gigante y para mí, su reacción ha sido más importante. Más que la del estudio o el público. Sólo obtuve de ella apoyo incondicional.
-En la biografía no autorizada que escribió Ken Hanke en 1999, se describe al detalle la dificilísima relación que usted mantuvo con su padre, el deportista profesional Bill Burton, al que decepcionó con su elección artística. ¿Cuánto hay de personal en la película?
- Eeeeeerrrrrrr... supongo que le disgustó el hecho de que no me convirtiera en una estrella del deporte, pero francamente, aunque me gustaba no iba conmigo. Tampoco le anuncié "quiero ser director de cine", aunque ya hacía películas de niño. Leí a Roald Dahl más tarde como, al ser un niño de origen noruego que entró en los años 20 en un internado de élite inglés, la Repton Public School, se sintió horrorizado por el nivel de crueldad, brutalidad y tiranía existente. Su fascinación por el chocolate nació porque en las inmediaciones estaba la fábrica Cadbury y a veces invitaban a los escolares a probar nuevos productos. Pero en fin, yo siempre me sentí diferente a mis compañeros de estudios, y que no pertenecía ni a mi vecindad ni a mi país. Viví una infancia y adolescencia de recluso, dedicándome a dibujar y filmar. Este ha sido un factor más de identificación.
- Esta es una película para adultos, quizá demasiado oscura para un público infantil.
- He querido mantenerme fiel al espíritu de Dahl. No es una película simpática para los niños, sino irónica tanto hacia ellos como hacia los adultos. Sí es una película dirigida a los niños, pero no es endeble, complaciente ni empalagosa.
- La pobreza extrema de la vida de Charlie Bucket, el protagonista, y su familia evoca referencias a Charles Dickens. ¿Lo tuvo en mente?
- Absolutamente. Charlie es un niño pobre que adora a su familia y se viste como Sebastian Rice-Edwards en la película de John Boorman Esperanza y gloria. Pero hay también algo de Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock y una clara referencia a La mosca. Y homenajes a varios programas infantiles televisivos de los años sesenta, un género completamente desaparecido.
- Ha elegido y "clonado" por centenares a un sólo actor, Deep Roy, que ya ha trabajado antes en El planeta de los simios y Big Fish. Él solito interpreta a los centenares de esclavizados Oompa Loompas, que operan la factoría chocolatera de Willy Wonka. ¿Es una elección estética o económica?
- Pese a medir 1,20 metros es un hombre perfecta y armónicamente construido, al contrario que en la primera película, en la que usaron a gente un poquito deforme. Lo que hemos hecho ha sido multiplicarle tanto con efectos CG como muñecos animatrónicos. E incluso, para evitar efectos especiales, aumentamos el diseño de sets para reducirle incluso un tercio más sin necesidad de pantallas azules. La idea me vino desde el principio, releyendo el libro. No tuve una razón real para hacerlo, seguí simplemente un sentimiento basado en la intuición. Ha sido más bien un deseo de experimentar.
(...)
- ¿Quién es Willy Wonka, en sus palabras?
- Es un recluso al estilo de Howard Hughes, también en posesión de una personalidad compulsiva-obsesiva. Y su aislada fábrica tiene algo de la mansión Xanadú del ciudadano Charles Foster Kane. Es un adulto que aún sigue siendo un niño y al que las niñas y mujeres le parecen algo repulsivas. Fabrica chocolate porque su padre, un dentista sofocante, jamás le permitió comerlo, de ahí su espectacular dentadura perfecta. Le hemos querido dar al personaje algo de hondura psicológica, alejada del tratamiento musical de Gene Wilder. Y el nombre de Willy Wonka fue para mí casi el mejor hallazgo. Roald Dahl lo tomó de un boomerang que diseñó su medio hermano Louis, que le bautizó skilly-wonka. Esto lo encontré en la correspondencia del escritor cuando un ciudadano norteamericano llamado Willy Wonka le escribió quejándose de haber utilizado su nombre. ¿No es una gran historia?
- Lo es. En su cuarta y penúltima colaboración antes de la próxima La novia cadáver, Johny Depp va casi más lejos que nunca. Eduardo Manostijeras, Ed Wood y el forense Ichabold Crane son grandes creaciones, pero dentro de las levitas y guantes de látex de su Wonka se comporta ante el espectador como un atleta ante un verdadero tour de force.
- Johny siempre logra soprenderme y trata de llegar lo más lejos posible, lo cual hace que el trabajo se más excitante y, a la vez, más fácil para mí. Le gusta disfrazarse y transformarse, hacer el loco y lucir el ridículo.
- Dentro de los elegantes trajes y bajo la chistera de Wonka, al hablar suena como Michael Jackson.
- Hizo un poco de todo. Está Jackson, pero también Truman Capote, Howard Huges y Anne Wintour, la directora del "Vogue" americano. Y muchos presentadores de programas infantiles de los 60, George Jessell, Charles Nelson Reilly y Wally Cox. Y en cuanto a los trajes... hay algo del circo del rock de los 60, una versión de la melenita de los Beatles y del guardarropa de Brian Jones, de los Rolling Stones.
(...)
1 comentario
edwarjos -
para peliculas de este genero no hay nada mejor q recurrir al loko de burton para hacer maravllas como todas sus peliculas
es mi idolo desde hace años y nunk me ha desepcionado y se que ninca lo ara !viva burton!!!